Según Reinhart y Rogoff, un país puede contraer deuda externa e interna. La primera de ellas, se refiere a aquellos préstamos que el país contrae con una institución de otro país. Este tipo de deuda no se puede saldar deshaciéndose de los tesoros nacionales; de modo que a lo largo de la historia los países han recurrido a un sinfín de modos para saldarla, llegando incluso a retirar los recursos esenciales a su población. Una de las principales razones de morosidad suele ser la voluntad para pagar que tenga el país deudo, independientemente de la capacidad que tenga para hacerlo. Un ejemplo de esto, fueron España y Francia; quienes en el pasado eran grandes deudores, pero tenían grandes ejércitos, por lo que los inversionistas extranjeros difícilmente hubieran podido aspirar a recuperar su dinero por la fuerza. El impago de este tipo de deuda puede traer graves consecuencias negativas para el país deudor; entre ellas puede hacer que su reputación se vea dañada y con ellos trastocar su balanza de acuerdos y las alianzas de seguridad. Además, se verá afectada la IED (Inversión extranjera directa) y perderá flujos de transferencia de conocimientos, los cuales suelen ir acompañando a la IED.
La deuda interna presenta una proporción considerable y muy significativa de la deuda total de los países. Sin embargo, es mucho más difícil de detectar el impago de esta que el de deuda externa. Existen dos posturas diferentes sobre el pago de dicha deuda. La primera de ella es el pago de la deuda con la emisión de una inflación de los precios; pero puede llevar consigo una serie de problemas sobre todo para el sector bancario y financiero. Además, los costos de la inflación traen sobre todo problemas cuando son a corto plazo; ya que el gobierno tiene que crear una inflación más agresiva para lograr una reducción de la deuda más significativa, dando lugar a la represión financiera. Por otro lado, se encuentran los defensores del impago como una solución aceptable en casos extraordinarios. Sin embargo, esto también puede traer consigo graves problemas para el país deudor como pueden ser la merma del crecimiento económico del país, la dificultad de acceder a los mercados de deuda para financiarse, la restricción del acceso al crédito y la reducción de las exportaciones a grandes rasgos.
En el libro se documentan datos sobre varias crisis a lo largo de la historia. Una de ellas fue la crisis de las hipotecas de alto riesgo en EEUU en 2007. Los causantes de dicha crisis fueron la burbuja inmobiliaria y el alza de los precios de la vivienda. La posesión de hipotecas basura por parte de los bancos se convirtió en un problema cuando los inversores empezaron a desconfiar de la situación, puesto que no disponían de suficiente liquidez. Los expertos pensaban que su sistema financiero superior al resto podría resistir sin problemas los flujos masivos de capital; llegando a pensar de nuevo que ‘esa vez era distinto’; siendo una vez mas una afirmación errónea.
‘Esta vez es distinto: ocho siglos de necedad financiera’ hace una crítica a la forma de afrontar las crisis los países. Según ellos, la manera de caer en ella es siempre la misma, pese a ello los economistas vuelven a caer en los mismos fallos una y otra vez; creyéndose que su sistema financiero será superior al de antes.
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